jueves, 10 de febrero de 2011



Mamá
Bronce, acero, marmol
La escultura mas célebre de la artista Franco - norteamericana, Louise Bourgeois, una de las tres reproducciones, existentes de un posible de 7 que forma parte de la colección de arte del Museo Guggenheim de Bilbao.

Louise Bourgeois.


Icono del Arte Escultórico Contemporáneo Universal



Nunca, quienes apreciamos el arte podemos fijar nuestra mirada solo a lo que nos rodea, debemos, indagar, examinar, sobrevolar el mundo si se quiere así decirlo en busca de artistas que a través de su obra desencadenan tendencias y se convierten en iconos de su tiempo. Existen pocos artistas contemporáneos capaces de establecer un antes y un después mas aun en el medio egocentrista e individualista en lo cual se han convertido las grandes capitales del mundo. Es el caso de Louise Bourgeois, extraordinaria escultora nacida en Paris el 25 de diciembre de 1911, una mujer que a través de su obra, enmarañada, alegórica, escalofriante y bella, donde nos propone a la vez un canto a la mujer, a la inconsistencia de la condición humana donde la vida no puede ser otra cosa que una construcción que nunca termina; por ello su trabajo se acerca a la matemática, a la arquitectura. Ella afirmaba que no se puede entender al ser humano sin arquitectura, la realidad de este concepto es tan profundo para la artista que la arquitectura pasa de alguna manera a formar parte de su mundo espiritual, lo que se construye y reconstruye tiene un significado simbólico, posee existencia física, por eso afirma que su arte son “metáforas arquitectónicas” en realidad su trabajo es autobiográfico, su obra es ella misma de pies a cabeza representada en símbolos de su existencia mas profunda, son emociones que estallan y que son controladas a través de sus creaciones.
Crecida en un hogar vinculada al arte, pues sus padres se dedicaban a la restauración de tapices, donde no era fácil la convivencia, donde se había perdido el sentido de hogar, de niña llevaba consigo la angustia que le hacia despreciar su pequeño cuerpo, con el transcurso de los años intento exorcizar de su memoria su pasado plagado de dificultades haciendo de su sufrimiento recreaciones tangibles para al mismo tiempo olvidar y destruir, aquello que le había causado tanto daño.
Tras estudiar matemática en la Sorbona, decidió cursar Bellas Artes en la Escuela del Louvre. A los 27 años y ya emigrada a Nueva York presenta su primera serie de esculturas “personajes” atrapada por la nostalgia de Paris y sobretodo por la gente que añoraba desesperadamente; sus manos se crisparon en esas figuras uniéndolas y separándolas así nacieron esas especies de monolitos verticales en los que puede verse la coherencia de su trabajo, su método que de graves circunstancias podía desencadenar en manojos de simples sentimientos, pero sin duda que esos personajes manifestaban un conflicto deliberado entre el desinterés por la forma y lo sensato de las líneas, así abrió a la escultura moderna una nueva dimensión impensable sin el psicoanálisis. Ya a mediados de los años 50 llama a sus esculturas “Lair” o guarida, adoptando formas mas fluidas a la vez que sofisticadas, la estructura repetitiva se convierte en la característica central de su obra. Ya en los 80 da a conocer una nueva forma de “Lair”, presentando instalaciones variables rodeadas de biombos metálicos, una especie de representación onírica, o laberinto, de lo asfixiante que puede resultar habitar cierto lugar, cierto espacio, cierta urbe. En los 90 su obra adquiere otra dimensión pero sin dejar su terrible pasado, les llama “Cells”, instalaciones que parecen ensayos de antiguos recuerdos combinadas en forma circular donde el espectador se siente atrapado por la obra y se ve forzado aunque no quiera a introducirse en esta. Una de sus grandes aportaciones es la “Femme Maison”, que no es otra cosa que un cuerpo de mujer unido a una casa, que representa a la mujer resignada, prisionera de su hogar. En su obra se pueden encontrar un culto a todo tipo de mujeres.
Bourgeois es una de las pocas artistas trascendentales que rompe con el concepto de la figura humana manifestado con acaba perfección, hasta principios del siglo pasado la escultura tomo partido por la belleza ideal e invento ficciones de mármol y de bronce para hacer olvidar la realidad del cuerpo, y el logro de ella fue mostrarlo tal cual, experimentando con cauchos y piedras, tejidos artesanales, resinas, redes, cristales, espejos, todo puede servirle siempre y cuando la obra a realizar lleve implícito el poder del sentimiento, porque en un artista verdadero todos sus temas emanan desde el inconsciente. Es lógico el culto a la belleza, pero las pesadillas y el dolor existen también y no pueden ser dejadas de lado- aseguraba la artista.
Casada con un catedrático de historia del arte, Robert Goldwater y radicada en EE.UU desde 1951, se dedicara a la docencia por largos años, su ascendente carrera artistica la llevara a ser parte del American Academy of Arts and Sciences de Nueva York aunque es reconocida tardíamente en el mundo del arte internacional, alejada de los surrealistas, y dadaístas con una carga de simbolismo innato, solo a principios de los 80 sus esculturas encontraron el espacio idóneo, para ser entendidas, pues es ahí cuando se comienza a valorar el arte realizado por mujeres y por fin el cuerpo humano dejaba de ser un perfecto tabú para ser lo que en verdad es. Su consagración llega en el año 1982 cuando el Museo de Arte Moderno de Nueva York, presenta una impresionante retrospectiva de toda su obra, mas tarde sucederá lo mismo en el Museo de Arte Moderno de la Villa en Paris y Londres, al igual que en el año 1999 deslumbrara en la Bienal de Venecia. Seguirán ya en 2008 repitiéndose sus retrospectivas con más de 200 obras, de todas las épocas de la artista, y aun trabajara hasta sus últimos años respondiendo a proyectos y peticiones que le llegan desde el mundo entero. Fallecerá a la edad de 98 años en Nueva York, con ella desaparecería el máximo exponente de la escultura contemporánea universal. Una frase de la artista la define sin concenciones “Soy existencialista profunda, el arte no trata del arte, sino de la vida”.