lunes, 9 de agosto de 2010

Sobre René Magritte. Ese Obstinado pintor de ilusiones



Tenia apenas trece años cuando un día de marzo de 1912 vio como sacaban a su madre ahogada de las profusas aguas del río Sambre, impasible, callado, con la mirada fija y perdida a la vez, prefirió creer que solo se trataba de una escena que su imaginación había inventado, era la única manera de enfrentar la vida, -pensó-creer que la realidad poseía su espejo como si se tratase de una dimensión, que uno podía llegar a percibir sin que por ello fuese la sola verdad.
René Magritte nació en Lessines, Bélgica en 1898 nada se sabe de la vida de Magritte en sus primeros años, solo que ayudaba a su padre Leopold en el taller de sastrería, quizá allí –según sus biógrafos-descubrirá la gama de colores en los hilos y la variedad de telas que éste, comercializaba, colores que mas tarde tomaran su atención por completo.
Unos años antes del suicidio de su madre, René había emprendido sus clases de dibujo en una escuela, la única de su pueblo, pero recién a sus 27 años comenzara a realizar sus primeras obras de neto corte impresionista, mientras que continuara sus estudios en La Academia de Bellas Artes de Bruselas y es en esta ciudad donde expondrá por primera vez en las galerías del Centro de Arte de Bruselas, junto a Pierre Louis Flouquet (1900 -1967) con quien compartía taller y sueños.
Mas tarde en ese mismo año se atreverá a una exposición colectiva con otros artistas, de diferentes lugares de Europa. Su arte ya expresa cuestiones que hacen al hombre moderno y sus devenires, el uso de los colores intensos, al igual que una constante búsqueda de lo tridimensional en su obras provocan en los críticos ciertos interrogantes pero son claras sus influencias del cubismo y el futurismo, sin embargo es por este lapso que descubre el arte de Giorgio De Chirico (1888 – 1978) el fundador del movimiento Escuela Metafísica.
Aquí en este instante si, podríamos decir que Magritte se convierte en un artista del surrealismo y con ello el misterio, la danza de las sinrazones, los alocados vaivenes de las escenas que solo existen en su mente y que terminaran por conmover al mundo.
Hacia finales de 1930 vivirá y trabajara en Paris y será parte del movimiento surrealista que dominaba la escena del arte y que no dejaba de ser provocador, compartirá taller, salidas y charlas, con Salvador Dalí, Joan Miró, y el escultor, poeta y pintor franco- alemán Jean Arp y claro esta el creador del movimiento André Breton, sin embargo la llegada de Magritte al grupo producirá un resurgimiento del arte surrealista que comenzaba a declinar, pero serán solo tres años donde las rencillas con el grupo de artistas no tardaran en aparecer, Dalí poco menos que intolerante dirá que su arte es mas importante que los postulados del grupo y su presencia en el mismo es quien provocaba el reconocimiento de dicho grupo, será quien dará el portazo y al tiempo Magritte decidirá volver a Bruselas.
Se dedicara a intentar resolver los problemas tempo-espaciales que surgían en sus obras, la relación entre léxico, objeto material, e imagen hasta donde las mismas estaban sujetas por finos hilos, es decir la realidad ajustada a un punto de la escena y como a su vez esa escena de ser ilusoria provocaba variables interpretativas.
Será en 1936 que confirma que su arte había trascendido las fronteras de Europa, lo invitan a exponer en una importante galería en la ciudad de Nueva York y en ese mismo año formara parte de la muestra que el MOMA el Museo de Arte Moderno de Nueva York le dedicara al arte fantástico. Pero ese es el principio del éxito que aun le esperaba en las próximas décadas donde no faltaran los encargos y las exposiciones, tanto en Ginebra, Paris, Bruselas, y algunas ciudades de Estados Unidos.
Su estilo nunca dejara de ser el mismo, esas alegorías de la dualidad, la inteligencia refinada para ironizar sobre cuestiones del hombre sujeto a realidades extremas que pueden inducir un largo abanico de respuestas, sus juegos aletargados entre ilusión y medio, solo hacia finales de los años 50 Magritte hará un breve retorno al arte impresionista que la critica especializada se encargaría de denostar por tanto tiempo y sin embargo esta etapa no ha dejado de ser estudiada por los investigadores de su vida y de su obra, cercano al fauvismo, en una especie de implosión de colores primarios que legaran al mundo algunas de sus obras mas admiradas.
En 1965 Magritte viajara a Nueva York a una de las primeras retrospectivas de su obra, en el Museo de Arte Moderno, allí la prensa de todo el mundo se agolparía frenéticamente por lograr una palabra, una fotografía del artista, no obstante hay algo en su mirada que deja entrever que eso de la popularidad no le sienta bien, se siente cansado, extenuado, para él tener éxito significaba arribar al final de una meseta, y en la cima el viento cruje fuerte en los oídos.
La ultima de sus muestras es en agosto en Róterdam una preciosa ciudad de los Países Bajos, allí el éxito de La Muestra es absoluto, Magritte a pocos días ya esta en Bruselas, algunos de sus biógrafos aseguran que se lo nota ausente, triste, a tal punto que ha dejado de pintar, dicen que su solitaria obsesión por el alcohol para olvidar la horrendo escena de su madre ahogada, no puede sacársela de la cabeza, hasta que la noticia que le había ocultado a todo el mundo no tarda en ganar estado publico, el cáncer de páncreas se esta llevando todas su fuerzas, es un día cualquiera un 15 de agosto de 1967, Magritte ha dejado de existir…
Un titular de un periódico de la época lo dice todo: Magritte, el obstinado pintor de ilusiones ya no esta entre nosotros…ahora el mundo será un poco más gris…

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