miércoles, 15 de julio de 2009

Fernando Botero: Entre el talento y la cordura

El arte latinoamericano en los últimos años ha tomado dimensiones nunca antes visto. Ejemplo de esto es la repercusión universal que han tenido y tienen las obras de Fernando Botero. Todos los diarios del mundo han hablado de su obra paradigmática, genial, y sin medida. Sus pinturas y esculturas son un verdadero prodigio. No solo por la aceptación de un publico de todas las edades, razas y nacionalidades, sino porque existe un magnetismo en su obra que crea pasión en ese publico ávido de mensajes que le quiten el velo al pensamiento y que rondan los pasadizos de la felicidad. ¿Cual es su secreto? ¿Qué hace que su arte sea reverenciado y llevado a un punto equidistante de la crítica? Quizá Botero es uno de esos artistas tocado por la providencia, que cualquier cosa que toca la convierte en oro.Botero nace en Medellín, Colombia en 1932 y se inicia en el arte hacia 1948 como ilustrador del periódico El Colombiano. Años después se traslada a Bogota donde realiza su primera exposición individual. Hacia 1952 comienzan sus viajes por algunos países de Europa, España Francia, Italia. Regresa a Bogota y permanece un año con las contradicciones que hacían que su arte no fuera aceptado; pero nadie es profeta en su tierra. Se traslada a México y de ahí parte a Estados Unidos. Allí realiza su primera exposición internacional en la Pan – American Unión de Washington. Ya hacia 1960 se instala en Nueva York decidido a triunfar; permanece más de una década dando batalla con su arte, y el público norteamericano no tarda en aceptarlo como un referente del arte latinoamericano de excepcion. Hacia 1973 se radica definitivamente en Paris.El estilo de Botero no se parece a ninguno, en realidad al principio de su carrera se sintió fuertemente atraído por el muralismo mexicano, pero fue abandonándolo poco a poco, las figuras de sus obras engordan hasta casi tapar todos los vértices de su lienzo; sus producciones oscilan entre el paisaje de su entrañable Colombia, la idiosincrasia de su gente, y los retratos frontales y limpios de especulación alguna. Dice no temerle a ninguna técnica por eso a lo largo de su carrera a realizado trabajos con óleo, acuarela, lápiz, pastel, sanguina. Basa sus obras en seres enormes, en extremo obesos, pero que solo es una excusa para explicar temas difíciles de la existencia humana siempre incomprendida.En cuanto a su tarea de escultor la inicia en Paris en 1973 realizando en especial figuras de animales de tamaño formidable y excesivo pero que encierran cierto logrado encanto que atrapa a solo una mirada. Trabaja en materiales nobles como el bronce o el mármol y resina fundida.Hacia 1992 alcanza la celebridad mundial montando una exposición de sus descomunales obras en Montecarlo donde el público de todas las esferas sociales termina cautivado por la exacerbada imaginación del artista. Después hará lo mismo en Los Campos Elíseos en Paris logrando el mismo en efecto, que la gente se sonría maravillada por su exuberante arte.A expuesto desde entonces con gran éxito en todas las ciudades imaginables y donde su obra encabeza la lista de las mas atesoradas por el publico, obras que hoy por hoy se han convertido en un clásico, una marca registrada que solo Botero ha sido capaz de llevarla a su máxima expresividad.Creemos que a veces el arte también suele ocultar un encanto que es casi universal y quien se sitúa ante las obras de Fernando Botero no puede dejarlas pasar inadvertidas, ha logrado tocar nuestras fibras mas intimas desde su perceptivo sentido del humor, con sus profundas raíces latinas y su firmeza y convicción para dar a conocer su mensajes que también colindan lo social.El artista multipremiado sin embargo ha sabido a pesar del tiempo y de la fama mantener su cordura, por eso casi constantemente vuelve a su entrañable Bogota, ese pequeño lugar del mundo que le dio desde siempre toda la inspiración que precisa para su tanto talento.

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