martes, 14 de julio de 2009

Joaquín Sorolla. El genio del arte que nos entregara luz en los ojos para siempre

Cuando hablamos de arte se pueden establecer todas las nociones que a partir de años de formación presumimos saber. Podemos debatir, cuestionar, inventarnos un mundo si se quiere sobre lo que pensamos acerca de tal o cual artista pero cuando dicho artista en cuestión alcanza el carácter de universal y sobrepasa todos los limites de la grandeza creemos que ya es indiscutible hacer un juicio de valor estético sobre su obra, seamos o no adeptos a su estilo, entonces solo podemos quedarnos sin palabra alguna, es como si no nos alcanzara toda una vida para explicar la dimensión de su trabajo, su visión inútilmente bella del mundo, su mas que profunda genialidad.
Joaquín Sorolla nace el 28 de febrero en Valencia en 1863, inicia sus estudios artísticos con el escultor Cayetano Capuz para después formarse en la Academia de Bellas Artes de San Carlos hasta 1881. De ahí en más comienza a pintar al aire libre. En 1884 tras obtener una segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes será becado por la Diputación Provincial de Valencia.
En 1885 viaja a Roma y de allí a Paris, luego viaja por distintas ciudades italianas. En 1887 se instala en Asís, bellísima ciudad italiana de la región de Umbría. Es aquí cuando comienza a pintar sus primeras escenas costumbristas de Valencia, que serán una constante en su obra.
En 1888 ya casado, vuelve a Paris y allí se relaciona con los pintores nórdicos y descubre el especial tratamiento que estos le dan a la luz en sus obras, entonces él desarrolla su propia adaptación de esas técnicas consolidándose como artista. Se dedica a plasmar escenas de la gente de mar y del realismo social.
Ya en 1895 consigue su primer éxito internacional con su obra la vuelta de la pesca. En 1900 se establece en Madrid donde su popularidad se extenderá por toda Europa, su temática retratos y de las playas junto a sus estudios de Jardines de Andalucía serán sus logros mas notables de este periodo, pues sus exposiciones en toda Europa y en Nueva York, Buffalo, Boston, Chicago y Saint Luís son un verdadero éxito. Esto le llevara a que le confíen la realización de las obras pictóricas del salón principal del edificio de la Hispanic Society Of América de Nueva York, formada por catorce grandes paneles donde el artista debía representar diversas costumbres de toda España, el artista se enfrenta a un trabajo de escala colosal, se dedica entonces a viajar por toda España por casi ocho años buscando interpretar las escenas que lo convertirán en uno de los grandes genios del arte.
Fallece en 1923 y con él se ira una de las etapas del arte que escondía reminiscencias del mas sofisticado impresionismo donde la luz y el movimiento de las figuras jugaba un papel preponderante en cada una de sus creaciones.
En 1932 se abrirán la puertas del Museo de arte Joaquín Sorolla donde fuera su casa tras la donación de todos los bienes del artista al Estado español con la condición de que se convierta en un legado para las futuras generaciones, su primer director será Joaquín Sorolla García (hijo) y desde 1973 depende directamente del ministerio de cultura español.
Dicho museo es en si mismo una obra de arte, no solo porque reúne en siete de sus salas la mayor colección de pinturas, dibujos, acuarelas, y gouaches (acuarela de empaste grueso) del artista, sino por sus esculturas, cerámica, y joyería popular, muebles antiguos y también modernos, fotografía antigua y un archivo epistolar del destacado artista, todos los reconocimientos y premios y catálogos de sus mas celebres exposiciones alrededor del mundo. El mismo Sorolla diseño los tres jardines que dan vida al museo y que son de inspiración andaluza, pero también haciendo una combinación de la jardinería italiana, una fuente principal, escudos, columnas, una pérgola, y una alberca, y un togado romano junto a arrayanes traídos de la alhambra desencadenan la fascinación del lugar.
Algunas de las instituciones que cuentan con sus obras son entre otras el Museo del Prado, The Hispanic Society Of América Nueva York, Museo de Bellas Artes de la Habana, Museo D`Orsay Paris. Museo nacional de bellas Artes de Buenos Aires.
El arte de Joaquín Sorolla es un fiel reflejo de las circunstancias históricas y de todas las enajenaciones de fin de siglo, se ha dicho de su obra que es un realismo a pura luz y sin dudas que lo es, porque sus personajes parecen flotar por una atmósfera iluminada de colores, llevándose los mohines por detrás de las impresiones, es como si estuviesen prontos a salirse de sus auras, listos para emerger de sus profundos sueños y en un instante el espectador se quedase mudo, frío, hipnotizado como sin aliento, y un nudo en la garganta porque esos destellos indómitos de su pincel terminaran siendo unas manos invisibles que te devuelven a la vida y le entregasen luz a los ojos para siempre …

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